Al cruzar el portón de la Unión Nacional de Ciegos de Panamá, se encuentran personas que nos dan una lección de vida, porque aún con su discapacidad visual, nos muestran que aunque se pierda el sentido de la vista se puede desarrollar todos los demás para encarar un mundo cada vez más globalizado.
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La Unión Nacional de Ciegos de Panamá (UNCP) cuyos orígenes se remontan al 17 de noviembre de 1962, se ha dedicado a través del Centro Andrés Cristóbal Toro a contribuir con el cambio personal, social y profesional de las personas con discapacidad visual y lograr su reinserción en la sociedad, así como a liberarse de una condición histórica ligada a la mendicidad y a la exclusión social.
Ubicada en la comunidad de Las Lajas en el corregimiento de Las Cumbres, ciudad Panamá, la UNCP, organización sin fines de lucro, se ha convertido en el hogar de personas adultas no videntes donde permanecen todo el año, siguiendo el calendario regular del Ministerio de Educación. Un centro que funciona además como espacio de interacción social de sus socios.
Desde hace 56 años, esta organización se ha consolidado a nivel nacional, en la atención y rehabilitación de personas que por diversos motivos han perdido el sentido de la vista, proporcionándoles herramientas tendientes no sólo a permitir su plena inclusión sino además a generar cambios en la forma en que la sociedad percibe la discapacidad visual.
El licenciado Miguel Vega, cuya rehabilitación e incorporación a la vida social la hizo gracias a estas instalaciones, es en la actualidad el Presidente de la UNCP, indicó que ante la discapacidad visual en un adulto, a causa de una enfermedad o de un accidente, se requiere de programas de rehabilitación que incluyan estrategias educativas.
Reinserción en la sociedad
De acuerdo con Vega, en este internado se albergan unas 40 personas de diferentes partes del país, entre edades de 18 y 60 años, la mayoría captados mediante campañas anuales que realiza la organización a nivel nacional, con el propósito que el individuo adquiera competencias y autonomía, que logre desarrollar sus potenciales y de esa forma participar en las diferentes actividades sociales, educativas y laborales, alcanzando así su independencia como ser humano y a la vez una mejor calidad de vida para él y su familia.
Por su parte, Dorinda Samaniego, directora encargada del centro de rehabilitación Andrés Cristóbal Toro, llamado así en honor al principal impulsor de la causa de los ciegos en Panamá en los años sesenta, explicó que, las clases se imparten de las 7:00 a.m. a 4.00 pm de lunes a viernes; el tiempo de desarrollo individual puede variar de uno a dos años, sus Programas de Rehabilitación Básica Funcional están diseñados para brindar las herramientas necesarias que ayuden al individuo a desenvolverse de forma autónoma y a descubrir sus talentos.
El centro cuenta con un equipo multidisciplinario de 6 administrativos y 5 docentes, que les enseña la lecto-escritura a través del sistema braille, la escritura cursiva (letras a mano), al tiempo que reciben clases personalizadas de informática gracias a un sistema lector de pantalla (software jaws) que se le integra a las computadoras, así como habilidades motoras relacionadas con manualidades que incluyen tejidos y bisutería, añadió Samaniego.
Como parte del poder ", se instruye sobre lo más requerido por quienes pierden la vista en edad adulta: a crearse un mapa mental del entorno y las técnicas sobre el uso del bastón, se les enseña a moverse por las calles de un punto a otro y a tomar transporte público, del que dependen muchos de los ciegos en Panamá.
Mercado laboral
Las personas con discapacidad visual son preparadas además, en el área de AVD (Actividades de la Vida Diaria) que incluyen el cuidado personal, lavar, planchar hasta tender la cama y cocinar, dosificar ingredientes, entre otras ocupaciones básicas del hogar.
La Unión Nacional de Ciegos de Panamá, brinda el apoyo logístico a jóvenes de bajos recursos que desean seguir con sus estudios en diversos institutos y universidades, destacándose por su buen rendimiento académico y convirtiéndose en un ejemplo a los demás estudiantes que tienen todos sus sentidos en plena capacidad.
Aunque la sociedad ha creado una barrera ante ellos cerrándoles las puertas en el mercado laboral, no obstante, de esta importante organización han egresado personas que han ocupado importantes puestos en la empresa privada y el sector público.
La UNCP, está compuesta por una junta directiva de 7 miembros, 3 capítulos provinciales, personal Administrativo, y una amplia membresía de socios que inciden con voz y voto en las decisiones y directrices de la organización social sin fines de lucro.
Los ciegos activos forman parte en la toma de decisiones de su organización; cada tres años celebran sus elecciones internas donde eligen por votación la composición de la junta directiva, que tiene que rendir informes de su gestión cada tres meses en una asamblea general.
Más de 500 afiliados
La Unión Nacional de Ciegos de Panamá sobrevive gracias a entidades estatales y privadas, que han demostrado con buenas acciones y donativos económicos su identificación con esta causa, entre las que se destacan la Lotería Nacional de Beneficencia, Ministerio de Desarrollo Social, Municipio de Panamá, Fundación sus Buenos Vecinos del Banco General, así como el respaldo de la Secretaría Nacional de Discapacidad en el desarrollo de algunos proyectos y el Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE)
Según los administrativos se atiende a esta población con un presupuesto que data de muchos años y con el cual en la actualidad, se hace lo sobrehumano para cubrir el pago de salarios del personal docente y administrativo más otros gastos que se generan, como la manutención de los internos, entre medicamentos y otros servicios indispensables.
Cada persona que ingresa al centro recibe enseres de aseo personal, también se les provee cobijas, toallas y otros utensilios.
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Con más de 500 afiliados y más resultados importantes en su integración social, La UNCP arriba a 56 años de labor ininterrumpida, consolidándose como una de las organizaciones más sólidas en el ámbito regional y nacional, destacándose por su dedicación, constancia y trabajo incansable para luchar por conseguir mejores y mayores espacios para personas con discapacidad visual en Panamá.